Introducción: El historial de correo electrónico guarda los ecos digitales de nuestras conversaciones más privadas y profesionales. Desde contratos hasta confesiones, el correo electrónico ha sido, por décadas, el diario invisible de la vida moderna.
En los siguientes apartados se describe cómo los atacantes pueden obtener claves y copias completas de correos cuando existe algún nivel de acceso —legítimo o ilícito— a servidores, respaldos o dispositivos, y se delinean estrategias de protección para usuarios y empresas.
En entornos donde el investigador controla (o compromete) el servidor de correo, puede valerse de suites forenses avanzadas para extraer buzones completos y metadatos asociados:
Muchos usuarios ignoran que, aun sin vulnerar el servidor, sus dispositivos crean réplicas locales:
.PST /.OST
sincronizados por Outlook (Windows/macOS).Una vez localizados los respaldos, las mismas suites forenses pueden montarlos para recorrer cada carpeta de correo y reconstruir la línea temporal completa de envíos, recepciones, borrados y traslados.
Imagina una carta de amor cuidadosamente escrita, pero con veneno entre sus letras. El atacante se disfraza de Google, tu banco, Amazon o un viejo amigo. El correo llega con un mensaje urgente y un enlace convincente. Al hacer clic e iniciar sesión, la víctima entrega sus credenciales sin darse cuenta.
Refuerzo técnico: hoy el phishing moderno emplea reverse-proxy kits (Evilginx, Modlishka) que mantienen una sesión TLS auténtica con el servicio real, robando también tokens MFA.
Cafeterías, aeropuertos y oficinas con redes abiertas son como parques al atardecer: bellos, accesibles… y llenos de sombras. Nuestro equipo levanta un rogue AP que imita “CasaFamily” o “OficinaCorp”. La víctima se conecta confiada y, sin cifrado HTTPS estricto, todo el tráfico IMAP/SMTP puede ser inspeccionado o manipulado mediante MITM.
Un archivo inocente –una hoja de cálculo, una macro, un instalador “útil”– introduce un Remote Access Trojan que, una vez arraigado, exfiltra buzones completos o intercepta credenciales cada vez que el usuario abre su cliente de correo.
Variantes recientes incluso se puede explotar APIs de accesibilidad en móviles para tomar capturas de pantalla de aplicaciones protegidas.
Como si cada tecla pulsada dejase una nota musical escuchada por un extraño, el keylogger registra en tiempo real contraseñas, frases de paso y contenidos de correos redactados. Su instalación puede ser remota (correo con adjunto malicioso) o presencial mediante USB rubber ducky, aprovechando segundos de descuido.
Es de esta forma que se programa un ataque sistemático al objetivo
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